En estas últimas semanas, se dieron a conocer dos obras que se concentran en una misma temática: el amor homo y transexual en la ficción audiovisual latinoamericana.
Si bien, al pasar las décadas, la diversidad sexual se ha instalado con una gran aceptación social a través de las luchas del colectivo LGTB [Lesbianas - Gays - Transexuales - Bisexuales] en muchas ocasiones, se siguen padeciendo situaciones de discriminación o [auto] represión en la vida cotidiana. Si esto aún continúa en la actualidad, ni imaginemos en los años ’70, ’80 y ’90 donde todo tema que rondara la homosexualidad y el travestismo ni siquiera se nombraba o, en casos más osados, se lo citaba de un modo soslayado, revestido de metáforas.
El pasado sábado, la editora del suplemento SOY del diario Página/12, Liliana Viola, aprovechó el marco de la Feria del Libro y el stand ‘Orgullo y Prejuicio – Espacio de Diversidad Sexual’, para presentar su libro titulado ‘Migré: El maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país’. Allí, Viola analiza el amor y la sexualidad en las novelas del autor como ‘Piel Naranja’, ‘Esos que dicen Amarse’ y ‘Leandro Leiva, un soñador’, que luego vendió a Latinoamérica.
Semanas atrás, se entrenó la película chilena ‘Una Mujer Fantástica’ dirigida por Sebastián Lelio, protagonizada por la actriz trans Daniela Vega y ganadora del Premio Oscar a ‘Mejor Película hablada en lengua no inglesa’. El film cuenta la historia de Marina, una chica transgénero que padece la muerte de su pareja y, por ende, las permanentes exclusiones sociales con las que convive.
En ‘Migré…’, Viola quiso escribir una biografía de quien fue catalogado como ‘el padre de la telenovela argentina’ porque le llamó poderosamente la atención los giros poco usuales para ese género televisivo que, hasta ese momento, estaba dirigido a la familia, con historias de amor idílico y, por supuesto, heterosexual. En esas típicas novelas, los ‘malos’ estaban bien tipificados y, desde ya, ubicados fuera del grupo familiar. Sin embargo, Migré rompió con ese esquema: el villano estuvo siempre dentro de la familia y los temas que trataba, a veces de forma disimulada, estaban relacionados con la violencia de género, el aborto, la infidelidad, y la homosexualidad.
En una sociedad machista y patriarcal como en la que se vivía [y en algún punto se vive] en América Latina, Alberto Migré ideó formas en las que esas problemáticas existentes, pero tapadas por vergüenza o tradiciones impuestas, se llevaran a la pantalla chica.
La primera intervención ligada a la homosexualidad la presentó como un chiste al pasar: se trató de un sueño que tuvo Clarita, la protagonista de ‘Piel Naranja’ [1975] interpretada por Marilina Ross, donde en una escena sueña con Juan Manuel [Arnaldo André] vestido de mujer. Eso fue tomado por el público como algo gracioso pero inesperado.
En 1988, la novela ‘Sin Marido’, como afirma uno de los testimonios recogidos por Liliana Viola en su libro, cuenta la historia de una pareja [Patricia Palmer y Carlos Mena] que no funciona porque, aparentemente, ella es frígida. Al final, eso se desestima debido a que su marido se asume homosexual y tiene una relación con otro hombre.
A mediado de los ’90, Migré decide llevarse a sí mismo a la televisión por medio del protagónico del actor Daniel Lemes en la novela ‘Leandro Leiva, un soñador’. Lemes interpretaba a un escritor que se refugiaba en una casa del Tigre, ocultando su homosexualidad la cual terminará saliendo a la luz al final de la historia.
Estos son algunos de los ejemplos más marcados que cita Viola en su libro. En definitiva, deja en claro que Migré, en sus producciones, demostró [sin descuidar la estética ni dejar de lado los elementos que debe tener toda telenovela] que el amor no tenía que ser siempre heterosexual y que la homosexualidad era una problemática ya instalada.
Hoy, las producciones audiovisuales ya no tienen que jugar con esas metáforas ni esos giros risueños porque tienen total libertad para mostrar historias gays. Sin embargo, se sigue manifestando lo mismo: la no aceptación, ya sea social o propia.
La película chilena ‘Una Mujer Fantástica’ se estrenó a comienzos de este mes en nuestro país. Su director, Sebastián Lelio, decidió salir del ámbito típico en el que se suele poner a las mujeres trans que, generalmente, es dentro de un contexto de prostitución, drogas y crímenes, como si ese fuera el único mundo posible para ellas. Este film cuenta la historia de Marina [Daniela Vega] una chica trans que sueña con ser cantante y para mantenerse, trabaja de camarera en un restaurante en el que a veces canta. Está en pareja con Orlando, un señor mayor que ella, quien supo ser un hombre heterosexual [para los ojos de la sociedad] y formar una familia, la cual ‘destruye’ cuando se enamora de ella. Desde ya, que esto no es aceptado ni por su ex esposa ni por sus hijos ni por nadie su entorno cercano. La historia comienza a ponerse tensa cuando, luego del cumpleaños de Marina, pasan la noche juntos y Orlando muere; ella necesita llorar a su amor y llevar el duelo como mejor puede. Sin embargo, la protagonista es sometida a la agresión permanente de médicos, policías forenses y familiares de su pareja sólo por el hecho de ser trans. Los interrogatorios rondan en si Orlando le pagaba por sexo, si consumían drogas, si se golpeaban o si tenían una relación perversa. Nunca se asumía que el vínculo que los unía era de amor sincero.
En este film, Lelio reveló que si bien hoy se puede hablar sobre homosexualidad y transexualidad existen otras problemáticas que, en muchos casos, impiden la aprobación social tal como la tiene la heterosexualidad desde hace siglos.
Si bien se ha conseguido mucho, aún continúan las luchas de gays, lesbianas y transexuales para conseguir esa igualdad que poco a poco se está logrando. Y por suerte [desde el arte] existen directores, autores, guionistas y escritores, en todos los tiempos, que son capaces de hacer su aporte y darle pelea a esta batalla que no ha sido del todo ganada, pero que está cerca de llevarse la victoria.
Periodista: Laura Impellizzeri
Tw: @LauImpellizzeri
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