No es nuevo que la ultra-derecha, no sólo en Argentina sino en el mundo, se proponga abiertamente eliminar todo derecho adquirido para quienes más lo necesiten. Sin embargo (y por suerte) sigue haciendo ruido cada vez que algún personaje con dicha tendencia política se embandera con esas premisas.
El lenguaje inclusivo, el cupo laboral trans, la ley de aborto gratuito y seguro, el matrimonio igualitario y el DNI no binarie, por ejemplo, son logros de importancia social que las minorías ultraderechistas ponen tela de juicio porque se corren de lo establecido y de lo que durante décadas moralmente se debía hacer. Son aquellos hechos que rompen con lo hegemónico y, sobre todo, promulgan una igualdad que claramente no quieren construir.
Entre otros ejes de rechazo que tienen en la mira las mal llamadas agrupaciones 'liberales', se encuentra el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Desde ya, a esto se suman todas las dependencias municipales, provinciales y secretarías que aplican políticas de resguardo e igualdad con las mujeres cis, trans y disidencias.
La pregunta es: ¿El Ministerio de Género debería eliminarse porque genera gasto? No. Partiendo de la base que ninguna cartera tiene el objetivo de gastar sino de invertir, ése ya deja de ser un fundamento o una justificación válida para el supuesto cierre que desean llevar adelante.
En particular, la cartera de Mujeres a nivel nacional se encargó de la creación de centros de atención para mujeres y LGBTIQ+ donde se ofrece acompañamiento ante situaciones de violencia de género; la puesta en marcha de dos programas, Acompañar y Producir, destinados a fortalecer la independencia económica para que las mujeres dejen de ser sometidas a la violencia financiera y psicológica dentro del ámbito doméstico. Asimismo, implementan políticas públicas a través de un plan integral que aborda, de manera federal, estas problemáticas e incorporan los derechos establecidos en la Ley de Identidad.
Otra de las puntas fundamentales son los foros participativos y federales con una convocatoria dirigida a organizaciones sindicales, dedicadas a personas con discapacidad, a mujeres rurales, étnico-raciales, aquellas destinadas a que se cumplan los derechos LGBTIQ+, empresarias y ONGs.
También, las políticas que implementa el Ministerio de Género están dirigidas a las mujeres y comunidad LGTBIQ+ que vivan en zonas no urbanizadas: para ello lanzaron el Programa Sembrar Igualdad con el fin de hacer cumplir los derechos de aquellas mujeres cis y trans que viven en regiones rurales.
Al mismo tiempo, se puso en prática el Programa Equiparar, que tiene como objetivo garantizar el acceso efectivo de mujeres y LGBTIQ+, con discapacidad, a sus derechos y al desarrollo de una vida libre de violencias de género.
A esto se suma la gran importancia de la puesta en marcha de la Línea 144, que funciona en todo el país y brinda atención, contención y asesoramiento en situaciones de violencia de género y que trabaja con un equipo interdisciplinario de profesionales de las áreas jurídicas, psicológicas y de trabajo social con perspectiva de género. Es una herramienta que contempla la violencia física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, simbólica, política, doméstica, institucional, laboral, contra la libertad reproductiva, obstétrica, mediática y en el espacio público.
Estas son algunas de las políticas que se han implementado desde la cartera de Género con el fin de concientizar la problemática que padecemos las mujeres cis y trans, no sólo hace años sino hace décadas.
Es evidente que las herramientas y programas que surgen de las dependencias vinculadas a la mujer y disidencias sirven y son utilizadas por una gran parte de la población, dando buenos resultados.
Es cierto que los casos de femicidios o violencia no han mermado lo suficiente como se pretende (o como nosotras mismas quisiéramos) pero sabemos que eso no sucederá de un día para el otro. Son decenas de años que llevamos sometidas en todas las áreas en las que transitamos y en donde sufrimos discriminación y maltrato sólo por el hecho de pertenecer "al sexo débil".
Nos faltan años de deconstrucción y nos sobran años de silencio. Pero sabemos que lo que ya logramos no nos lo van a quitar por más que quieran eliminar el respaldo institucional.
La lucha es nuestra y pudimos alzar la voz. Y nadie, nunca más, nos va a callar.
Lic. Laura Impellizzeri
TW/IG @LauImpellizzeri.
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