El sábado se cumplieron 2 años de que el Senado, con 38 votos en contra, decidiera que la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito no se promulgara. Esa sentencia no hizo más que avalar las muertes por abortos clandestinos que no sólo no mermaron sino que se incrementan día a día.
En Argentina se registra una cantidad de muertes por aborto que aumenta conforme pasa el tiempo. Las cifras que publica el Ministerio de Salud de la Nación no son exactas dado que los fallecimientos por las prácticas de abortos encubiertos son mayores a las internaciones que se registran en los hospitales públicos debido a la misma causa.
En 2016 se publicó que 39 mil mujeres fueron internadas luego de realizarse un aborto. Un 16% de ellas eran niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años y un 26%, adultas jóvenes de entre 20 y 24 años. Ese mismo año, la Dirección de Estadísticas e Información en Salud [DEIS] publicó que se produjeron 245 muertes por maternidad: 135 se debieron a complicaciones del embarazo en sí o en el mismo parto; 67 fueron por problemas de salud anteriores a la concepción como la diabetes, la presión alta o incluso enfermedades contraídas durante la gestación. Dentro de esa estadística, se registraron 43 fallecimientos a causa de la práctica de abortos.
Al año siguiente, en 2017, los números por muertes maternas no cambiaron demasiado: hubo 247 fallecimientos durante el embarazo o en el parto y de esa cifra, 30 mujeres perdieron la vida por haberse realizado abortos clandestinos.
En 2018, el Ministerio de Salud de la Nación, ya convertido en Secretaría, publicó que en nuestro país fallecieron 35 mujeres por embarazos terminados en abortos; 19 de esos casos fueron registrados como “abortos médicos, abortos no especificados e intentos fallidos de abortos”.
Si hablamos de manera global, hay mujeres que están protegidas dentro de la Salud Pública en lo que se refiere a embarazos no deseados o interrumpidos, dado que en muchos Estados es legal [generalmente hasta la semana 12 de gestación]. En Uruguay, Canadá, Australia, Rusia, España, Noruega, Italia y Suecia no se registran muertes por abortos dado que se realizan de forma segura y con las medidas sanitarias y médicas correspondientes. En el caso de Estados Unidos y México hay jurisdicciones en las que sí está permitido y otras en las que no.
Quienes defendemos la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito nos apoyamos en las estadísticas de muertes derivadas por prácticas clandestinas para fundamentar la necesidad imperiosa de esta regulación, sin embargo, es válido aclarar que sólo basta el fallecimiento de una mujer para que se promulgue. También es importarte no perder de vista que una niña embarazada producto de una violación [porque los embarazos en menores siempre son provocados por una violación] no puede ni debe ser madre, dado que su psiquis y su formación física no están preparadas para llevar a cabo la maternidad con la conciencia y la responsabilidad que esa decisión amerita.
Hace menos de un mes, se ha avanzado un paso hacia la Ley por el Aborto Legal con la aprobación del protocolo ILE, Interrupción Legal del Embarazo,dentro del Parlamento Porteño, que en su momento el ex presidente Mauricio Macri había derogado.
El contexto de pandemia en el que vivimos nos alejó de muchos temas de agenda que planificamos al comienzo de este 2020, sin embargo, esa marea verde que no para nos acerca cada vez más a la orilla para poder decir “educación sexual para prevenir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”.
Periodista: Laura Impellizzeri
Tw/Ig: @LauImpellizzeri
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