Hoy el cine nacional está de estreno y regresa con 'El Kiosco', un film dirigido por Pablo Gonzalo Pérez, protagonizado por Pablo Echarri y digno de ser visto en estas épocas donde la realidad golpea duro a los que menos tienen.
En una Argentina inundada por una crisis financiera, social y moral, Mariano [Echarri] decide cambiar su vida completamente para, por primera vez, tener algo propio. La empresa en la que trabaja ofrece el retiro voluntario [situación actual y cotidiana también por fuera de la ficción] a todos aquellos empleados que deseen irse con dinero en los bolsillos, debido a una reducción de personal ‘repentina’.
Mariano ve esa situación como una oportunidad única que no puede dejar pasar y acepta la oferta luego de pensarlo seriamente y previendo, no con mucho acierto, las cuestiones adversas por las que puede atravesar una vez tomada la decisión.
Así es como, de esta forma, el protagonista vuelve con amor y nostalgia al barrio que lo vio crecer y compra el kiosco de Don Irriaga [Mario Alarcón], en el que jugaba y compraba figuritas cuando era chiquito. Su esposa [Sandra Criolani], su hija [Olivia Guckenheimer], su padre [Rubén Pérez Borau], su suegra [Georgina Barbarossa] y amigos, entre los que se encuentra Charly, el pizzero del barrio [Roly Serrano] brindan por la felicidad que le produce a Mariano la nueva adquisición y le desean éxitos, sin embargo no será más que el comienzo de una pesadilla: la calle en la que está el local se cerrará al tránsito para hacer un túnel y, por ende, tal viaducto lo alejará de cualquier potencial cliente.
A pesar de poner empeño y buena predisposición de forma continua, el nuevo dueño de 'El Kiosco' estará cada vez más cerca de quedarse solo y sin un peso.
La ayuda de Charly será fundamental para que Mariano pueda soportar esta situación insostenible. El vínculo con su esposa y el reproche de su suegra lo harán tambalear más de una vez, pero el amor de su hija lo mantendrá de pie.
Si bien Echarri ya había dejado de lado el rol de galán, en este film lo certifica: lejos de ser un seductor, su actuación transmite desesperación, angustia y pena por lo que le sucede permanentemente y logra esa empatía que cualquier persona, desde un lado humano, sentiría ante semejantes situaciones.
Probablemente, ésta no sea una película imperdible pero sí es recomendable verla, ya que es un fiel reflejo de la Argentina de hoy, donde las posibilidades de progreso se diluyen y las oportunidades sólo son para los que más tienen. Donde el falso significado de la 'meritocracia' se instala como arma certera para poder obtener lo que uno se propone, cuando lo cierto es que quienes se salvan son los amigos del poder.
Entre risas y situaciones divertidas [porque no deja de ser una comedia] provoca tristezas e incluso emociona, pero lo más importante es que reafirma que cuando aún no queda materialmente nada, el amor, la esperanza y los valores son los que permiten seguir adelante.
Periodista: Laura Impellizzeri
Tw/Ig: @LauImpellizzeri
Comments